Ante el peligro de despoblación al que se enfrentan muchas zonas rurales de Europa, multitud de pueblos del Viejo Continente han visto en la extensión del teletrabajo una oportunidad para atraer a nuevos habitantes y salvar sus viejas calles del abandono y la maleza. Muchos de estos municipios dibujan imágenes bucólicas de sí mismos para atraer a los trabajadores en remoto, ensalzando las virtudes del agro frente al duro asfalto sin más incentivos que la conexión con la naturaleza, pero otros, los menos, han optado por la vía práctica y ofrecen ventajas mucho más tangibles para los que se muden a ellos: conexión a internet de alta velocidad, alquileres reducidos y compensaciones económicas.
El caso más destacado es el de dos pueblecitos de Italia que ofrecen dinero al contado para que los teletrabajadores que se muden allí. Uno de ellos es Santa Fiora, en la famosa región de la Toscana, una localidad con menos de 3.000 habitantes que da hasta 200 euros al mes a todo el que quiera trasladar su domicilio a una de sus casas de piedra tostada y tejas rojizas, según han explicado a Xataka. Ese dinero se da en concepto de ayuda al alquiler, y está destinado a cubrir hasta el 50% del importe de arrendamiento en un municipio donde el inquilinato cuesta entre 300 y 500 euros al mes.
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