Los “retornados” a los pueblos por el covid se suman a hosteleros y comerciantes en la exigencia de ampliar y mejorar la conexión a internet.
Ana Fernández abre la ventana y deja que entre el fresco de primera hora. Huele a hierba cortada y a la lluvia de ayer. Ese será su entorno para teletrabajar hoy.
Un lujo para ella, y también para el pueblo de Llamas (Aller). Desde la crisis del covid-19, esta allerana asentada en Gijón vuelve siempre que puede a su pueblo natal. Sus dos hijos, y otros niños que están veraneando, dan vida a unas calles antes apagadas. Se cuentan por cientos los que han tomado la decisión de volver –si no definitivamente, siempre que es posible– a sus casas de la zona rural de las Cuencas. Piden un “esfuerzo” a las administraciones y a las compañías telefónicas para mejorar las conexiones: ven “inviable” dar vida a los pueblos sin asegurar los medios para el teletrabajo. Es una reclamación que llevan meses abanderando hosteleros y empresarios de la zona.
“Hoy funciona de lujo”, dice Ana Fernández, señalando con la cabeza a su móvil. Y especifica “hoy” (por ayer), porque el valle de Casomera y otros puntos del alto Aller estuvieron quince días sin datos ni cobertura móvil para varias compañías. La avería afectó, según fuentes de una de las empresas de telefonía, a cerca de mil personas: “Fue un fastidio”, apunta Ana Fernández, que es ingeniera industrial y trabaja en una empresa de Gijón.
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