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El acceso a la tierra, la brecha digital y la carga burocrática, los desafíos que hay que vencer para salvar el medio rural

Nadie duda ya que la pandemia haya puesto nuestro mundo patas arriba y que el medio rural se haya crecido frente al coronavirus. Cada día son más las familias que tienen una necesidad urgente de volver al pueblo. Y si bien es cierto que el mundo rural es un entorno idílico para comenzar una nueva vida también soporta problemas que, en algunos casos, dificultan emprender un nuevo proyecto.

Y así lo puso de manifiesto el grupo de personas emprendedoras de Asturias invitadas a participar en el encuentro que, organizado por la Red Rural Nacional, se celebró vía on line para intercambiar experiencias empresariales rurales de Asturias. En representación de la región estuvieron  Jessica López, de Quesería Main Queso Cabrales, en Cabrales; Adolfo Blanco de la Parte, ingeniero y consultor afincado en Carreño y propietario de una explotación agroforestal de manzana y castaña en Cabo Peñas; Ángel García Beitia, del proyecto Huertos Escolares, ingeniero técnico topográfico de Vitoria, pero afincado en el valle de Turón desde hace más de una década; Ana María Acevedo, agricultora y empresaria de Fabas La Estela, en Coaña, y arquitecta de formación; el periodista Javier Herrera que dirige Barenta Repor, un proyecto de periodismo multimedia enfocado a la comunicación social y Lola Cancio, experta en igualdad de género y propietaria de la consultora igualdadabordo.com y del blog La Isla de Lola.

Al final de la sesión, de casi dos horas de duración y moderada por Antonio Pérez Martínez, de la Red Rural Nacional, las conclusiones de todos los emprendedores son las mismas. Nuestra región tiene “serias e importantes dificultades para acceder a la tierra”, tal como denunciaron Adolfo Blanco de la Parte y Ana María Acevedo. Tal es la amenaza del mismo que, según este ingeniero afincado en la comarca de Cabo Peñas, “si no tienes fincas familiares es prácticamente imposible que una persona pueda poner en marcha un proyecto agrícola o forestal”. De hecho, Ana Acevedo posee en régimen de alquiler la mayoría de las hectáreas que cultiva esta arquitecta de Coaña que, junto a su marido, es propietaria de la mayor explotación de Asturias.

Urge también poner fin a la brecha digital que separa al medio rural del mundo urbano. “En tiempos como estos y a la velocidad que estamos avanzando no es viable que no haya cobertura móvil ni acceso a la red”, explican Javier Herrera y Lola Cancio, ambos son pareja y dedicados al mundo de la comunicación desde el medio rural asturiano hasta donde llegaron desde Madrid buscando un nuevo proyecto de vida. “Es un problema, además de insostenible,  de desigualdad y de exclusión en un mundo globalizado del que no están desconectando a la población rural”, tal como advierte esta profesional experta en políticas de género. Esta falta de infraestructuras obliga a emprendedoras como Jessica López a desplazarse desde Sotres a Cangas de Onís para presentar un documento oficial.

Además del difícil acceso a la tierra, la falta de conectividad y cobertura móvil, la “excesiva burocracia” que deben sortear los promotores y promotoras es otro de los grandes desafíos que hay que salvar para garantizar el relevo generacional en el medio rural. “Nos asfixian y nos entierran entre papeles”, denuncia Ana Acevedo, agricultora que abandonó la explotación en ecológico precisamente porque “nos acabó ahogando la tramitación”. Para ellos no es posible dinamizar la economía rural con una carga administrativa que, según advierten, “sólo se soporta en España”.

Coincidieron en las debilidades y en las amenazas del medio rural y también lo hicieron en las oportunidades y las fortalezas. Y “no hay mejor oportunidad y fortaleza” en estos territorios que las ayudas LEADER. De hecho Jessica López, Adolfo Blanco y Ana Acevedo, emprendedores que más inversión requirieron para sus proyectos, manifiestan que “sin la ayudas LEADER es impensable poder emprender en el medio rural, especialmente para jóvenes como nosotros sin recursos económicos y sin ahorros”, explica esta quesera que, con apenas 23 años ella y 24 su marido, decidieron poner en marcha una quesería en Sotres.

Con dificultades o sin ellas, ninguno de ellos se arrepiente de la decisión que un día les llevó a volver a sus orígenes y emprender su vida y trabajo en el campo.

Fuente de la Noticia: RED ASTURIANA DE DESARROLLO RURAL 
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