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"Hay que visibilizar el mundo rural porque se desconocen las oportunidades de estos territorios"

Ana Labad Cruz ha sido elegida "Mujer Rural 2021 de Asturias". Esta madrileña, afincada en Lastres (Colunga) desde hace trece años, ha recuperado la tradición conservera de la anchoa aprendiendo el oficio de las antiguas conserveras lastrinas.
Anchoas Hazas abrió en el año 2018 y desde entonces atesora un buen número de premios y reconocimientos, entre ellos prestigioso "tenedor de oro" de Great Taste Awards que declara sus anchoas como "uno de los mejores sabores del mundo".

Mujer Rural 2021 de Asturias. ¿Qué ha supuesto este premio para usted?

Estoy especialmente orgullosa y feliz porque es un premio muy entrañable, muy simbólico y muy lleno de cariño y por eso lo agradezco mucho. Este reconocimiento es un espaldarazo personal para mí pues, siendo madrileña, nunca imaginé que yo acabaría viviendo y trabajando en un pueblo y menos aún al frente de una conservera. Por ello, insisto, estoy muy agradecida por todo el apoyo y la confianza que han depositado en mí desde diferentes administraciones, entidades y los propios vecinos de Lastres y Colunga. Gratitud que también extiendo al Jurado del Premio Mujer Rural de Asturias y a la propia Red Asturiana de Desarrollo Rural.

Natural de Madrid, donde ha estudiado Marketing y Gestión Comercial, habrá quien se pregunte qué le trajo a una mujer con su perfil profesional a una villa marinera como Lastres.

Por romántico que pueda sonar o parecer, yo vine a Lastres por amor a quien hoy es mi marido. Trabajaba en Madrid en el grupo Prisa como agente publicitario y comercial y me trasladé a Lastres, desde donde me desplazaba a diario hasta Gijón para trabajar en el grupo Vocento (El Comercio). En esa época Agustín (marido de Ana) regentaba un bar y la tienda de alimentación de su familia. Había demasiado trabajo y decidí dejar mi empleo en Gijón para ayudar a mi marido. Tiempo después mis suegros se jubilaron y nos quedamos los dos al frente del negocio familiar. Fue en ese momento cuando empezamos a pensar que teníamos que darle un giro profesional a nuestras vidas porque la tienda es un negocio muy estacional que no permite vivir de ella todo el año. Además teníamos ganas de apostar por algo diferente, por crear una marca propia ligada a Lastres donde queremos vivir siempre.

¿Cómo se le ocurrió rescatar el arte conservero de Lastres, una industria que generó decenas de puestos de trabajo a lo largo del siglo XX en Asturias?

Fue en la propia tienda donde Agustín y yo empezamos a percibir el interés y la demanda que había, especialmente por parte de los turistas, por las anchoas de calidad, y gracias a las trabajadoras de antiguas conserveras lastrinas, algunas de ellas clientas habituales de Alimentación Hazas, empezamos a trabajar esta idea de negocio. Estas mujeres, alguna de ellas con más de 90 años, nos enseñaron sus recetas, nos aconsejaron y tras muchas pruebas con ellas y amigos del entorno, creamos el producto de Anchoas Hazas. Tengo que decir que sin ellas nunca hubiéramos aprendido este oficio. Además, tampoco podemos perder los sabores tradicionales de los territorios porque son una parte muy valiosa de su identidad. Y así fue como en febrero del año 2018 abrimos nuestra conservera y desde entonces no hemos parado de trabajar.  

Tras el éxito de su conservera u otras de la región, ¿podríamos estar ante un sector pujante en la región?

Por supuesto que sí pero siempre con productos de calidad y sostenibilidad. Yo soy madrileña pero he pasado muchos veranos en Asturias durante mi infancia y adolescencia y uno de los grandes reclamos turísticos de esta región siempre ha sido su gran y variada despensa de alimentos. La fama de la gastronomía asturiana va más allá de las fronteras nacionales.

En relación a nuestro sector sí puedo decir que las conservas actualmente son uno de los productos estrella de la restauración que incluso han acaparado la atención y el interés de los cocineros más reputados de este país. Por tanto sí que somos un sector en auge porque nuestro producto tiene un gran valor.

¿Se podría decir que Anchoas Hazas es una tradición de Lastres revestida de modernidad?

En efecto nosotros no hemos abandonado la tradición. Lo he mencionado anteriormente, nosotros aprendimos este oficio de trabajadoras de las antiguas conserveras de Lastres. Nuestra producción se realiza de forma artesanal. Somos diez empleados en la fábrica, ocho mujeres, mi marido y yo. De estas mujeres algunas de ellas son estas antiguas trabajadoras. Por tanto nosotros sí hemos mantenido la tradición pero sin renunciar a la innovación. Ambas deben de ir de la mano si queremos garantizar el éxito de una iniciativa empresarial en el medio rural. Recuerdo, con especial cariño y simpatía, la primera vez que ellas vieron nuestras instalaciones y fue tal su asombro que nos dijeron se parecían a un quirófano. En realidad sí es cierto que tenemos una fabrica muy moderna pero la esencia de la conserva se mantiene intacta. 

Otra de nuestras grandes apuestas, por filosofía de vida y sostenibilidad, es la economía circular. Es decir, en Anchoas Hazas se aprovecha, recicla, comparte y reutiliza todo aquello a lo que podamos darle un nuevo uso: sal para quesos, trocitos de anchoa para relleno de aceitunas, etcétera. Y por otro lado, nuestro modelo de economía es la del kilómetro cero para favorecer el impulso de la economía local y la creación de empleo en nuestro entorno. Así, por ejemplo, nuestros envases los tejen las rederas de Lastres, los expositores los realiza un carpintero de Luces o los diseños e ilustraciones un diseñador de La Isla. Todos son empleos rurales que favorecen no sólo la sostenibilidad de este territorio, sino que además nos permiten frenar la despoblación de la zona rural. Es una gran oportunidad para revitalizar el mundo rural.

Se dice que Anchoas Hazas tiene uno de los mejores sabores del mundo.

Ese premio también fue una alegría inmensa para nosotros. El año pasado conseguimos el galardón 3 estrellas, máxima distinción otorgada por el jurado de Great Taste Awards celebrado en Londres. Fuimos elegidos junto a 207 más entre 12.777 productos de 106 países distintos. Entre los galardonados con las tres estrellas se escoge el Tenedor de Oro y también recayó en Anchoas Hazas como uno de los mejores sabores del mundo. Fue grandioso cuando apenas acabas de empezar.

Usted contó el respaldo de las Ayudas LEADER del Grupo de Desarrollo Rural de la Comarca de la Sidra. ¿Qué representaron para la puesta en marcha de su negocio? ¿Son, según opinión, estas ayudas importantes para revitalizar el medio rural? 

Sin duda las ayudas LEADER te ofrecen muchas facilidades y posibilidades para empezar un negocio, especialmente cuando partes de cero y no cuentas con el respaldo de los bancos. Para Anchoas Haza fue la clave de que hoy estemos aquí. A ese apoyo económico le debes añadir el asesoramiento y la exquisita atención que recibes por parte del equipo técnico del Grupo de Desarrollo Rural, en nuestro caso, el ADRI Comarca de la Sidra, que se implicaron con nosotros hasta el final.

No obstante, si se me permite, quisiera aprovechar para proponer algunos cambios que, según mi experiencia, podrían rentabilizar aún más estas subvenciones para el medio rural. Por una parte, hay que liberar al promotor y promotora de carga burocrática. Es tanta la misma que, si no eres tenaz y perseverante, como fue mi caso, a veces caes en el hastío y la desesperanza y acabas renunciando a todo. Por otra parte, propondría que la convocatoria de ayudas estuviese abierta a lo largo de todo el periodo comunitario; de modo que puedas acceder a las mismas cuando realmente se necesitan y no estar condicionada por una serie de plazos. Hago saber aquí que ambas propuestas son compartidas por muchos emprendedores y emprendoras rurales. Por último, y no menos importante, las ayudas LEADER deberían estar también abiertas a la compra de material de segunda mano cumpliendo todos los requisitos legales y administrativos. Es otra apuesta más por la sostenibilidad del planeta.

A la hora de emprender, ¿con qué dificultades se ha encontrado? Siendo mujer, ¿percibió algún problema más derivado de la desigualdad de la mujer en un mundo rural tradicionalmente masculinizado?

Tengo que decir que yo, como mujer, no he tenido ninguna dificultad, ni tampoco me he sentido discriminada por una cuestión de género; más bien diría que me ha sucedido todo lo contrario. Además, curiosamente casi todas las personas que me atendieron a lo largo de este tiempo fueron mujeres empezando por la propia alcaldesa de Colunga, Sandra Cuesta, en Valnalón o Asincar, por ejemplo. Pero en el ADRI la Comarca de la Sidra recibí una atención y asesoramiento inmejorables y, en cambio, hay dos hombres en el equipo técnico. Por eso digo que yo he tenido más suerte que otras mujeres que sí me consta que no gozan del mismo apoyo que los hombres cuando se trata de emprender en territorios rurales.

Dificultades sí las hemos tenido para encontrar suelo industrial. De hecho, nuestra conservera se ha instalado en una parcela de uso agrícola que la CUOTA nos autorizó urbanizar bajo la condición de dividir el espacio. Dicho esto, diré que ante la falta de suelo industrial en la zona rural se corre el peligro de que industrias como la mía, en el caso de que crezcan, tengan que abandonar estas comarcas rurales. Por tanto, urge poner suelo industrial a disposición de los emprendedores rurales tanto como mejorar algunas infraestructuras y la conectividad a la red.

Desde su experiencia como empresaria, ¿aprecia un cambio del perfil profesional de las personas que se animan a emprender en el medio rural?

Lo que si aprecio es que ha cambiado la mentalidad y cultura empresarial en el medio rural. Antes únicamente se invertía en estos territorios cuando se heredaba un negocio familiar o una explotación agrícola o ganadera. Actualmente se viene a emprender e invertir al medio rural y al frente de negocios que no siempre guardan una relación directa con el sector primario. El medio rural está atrayendo a personas cada vez más jóvenes que apuestan por un modelo de vida diferente al entorno urbano.

Además la pandemia ha visibilizado el medio rural como un lugar atractivo para vivir y trabajar. Desgraciadamente ha tenido que aparecer un virus para enseñarnos a dar valor a lo nuestro, al producto local, a los productores cercanos.

¿Siguen las mujeres sufriendo invisibilidad en los territorios rurales?

Quiero pensar que las mujeres han dejado de ser el pilar invisible que sostiene el medio rural. Desde mi experiencia personal no percibo un entorno masculinizado y anquilosado en parámetros patriarcales; pero sí sé que estos territorios requieren de más ayudas, infraestructuras y servicios para revertir el proceso de desigualdad, envejecimiento y despoblación.

Hay que visibilizar el papel de la mujer para avanzar en igualdad; pero también hay que visibilizar el mundo rural porque se desconocen las oportunidades que ofrecen estos territorios.

Entrevista realizada por la Red Asturiana de Desarrollo Rural. 

En Anchoas HAZAS se realiza un trabajo puramente artesanal.
En tres años al frente de la conservera, Ana Abad Cruz atesora varios premios y reconocimientos a su labor empresarial.
Estas anchoas han sido galardonadas con el "Tenedor de Oro" en el año 2020, máxima distinción otorgada por el Jurado de Great Taste Awards a "los mejores sabores del mundo".
Esta madrileña, afincada en Lastres desde hace trece años, aprendió el oficio de las antiguas mujeres que trabajaron en las conserveras de Lastres.
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