Algunos políticos españoles llevan años poniendo a Escocia como ejemplo por su plan de lucha contra la despoblación de las zonas rurales. El presidente valenciano Ximo Puig afirmaba el 21 de julio en los desayunos informativos de Europa Press que “sería interesante que nos fijáramos en el modelo escocés que ha logrado darle la vuelta al invierno demográfico de sus Tierras Altas”. En 2019, Pedro Sánchez puso a Escocia como un modelo a seguir.
El 42% de municipios de España está en peligro de despoblación, y, aunque los municipios de menos de 5.000 habitantes representan un 84%, solo acumulan el 19% de la población. La despoblación se ha incluido como reto en la Agenda 2030 y en la Agenda España Digital 2025. En pacto de gobierno, se prometió alta velocidad de Internet en toda España . Por tanto, tener un referente europeo que hubiese conseguido revertir el proceso interesa a varios gobiernos autonómicos en España. Aragón o Castilla-La Mancha, por ejemplo, ya han coordinado y participado en estudios sobre la aplicación del modelo escocés en España.
Sin embargo, ni las causas de la despoblación en el norte de Escocia son comparables con las de España, ni las medidas que se tomaron han tenido un éxito tan rotundo como se ha indicado. “Hay un gran debate acerca de hasta qué punto hemos tenido éxito. No es todo blanco y negro”, explica a Newtral.es David Worthington, director del Centro de Historia de la Universidad de las Tierras Altas y las Islas, en Escocia y experto en demografía.
La despoblación en las Tierras Altas de Escocia
Las Tierras Altas de Escocia se encuentran en el norte del país y llevan décadas sufriendo despoblación. Sus habitantes, llamados highlanders (por el nombre en inglés de la región, Highlands) son conocidos en Reino Unido, y dentro de Escocia, por mantener una conexión más estrecha con la tradiciones escocesas, y por conservar el idioma escocés gaélico vivo en la región, aunque sigue siendo una lengua amenazada.
Pero en el resto del Reino Unido también se lleva siglos diciendo a los highlanders que su modo de vida y cultura son “de segunda categoría”, como recoge un estudio de la Universidad Simon Fraser. Durante del siglo XX, se acuñó el término el “problema de las Tierras Altas” para referirse a los problemas económicos y demográficos de la zona.
Desde 1700 se habían producido migraciones abundantes fuera de la región. Algo parecido ocurrió en las islas del norte de Escocia. En 1965 se empezaron a tomar las primera medidas para atraer industria, y mejorar las infraestructuras. Ya en 1980 se plantearon progresivamente mejoras en las infraestructuras con fondos de la Unión Europea. Con estas inversiones la situación fue mejorando y en 2011 se alcanzó un récord de 466.112 habitantes, frente a los 309.000 registrados en 1951. Aun con todo, los problemas demográficos de las Tierras Altas no se han solucionado.
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